Pero ubiquemos el contexto. Resulta que J.A.O. dice "hoy la comida por mi cuenta". Vale, perfecto. Parece ser que va a cocinar vainas con patatas.
Pues bien, servidor se presenta en la cocina y se encuentra con un tipo que no sabe ni lo que hace. "Las vainas estaban pasadas y estoy improvisando". La madre que parió a panete, al final el tema se resume a lo siguiente:
- Pochar cebolla
- Añadir pimiento verde
- Añadir champiñones
- Patatas
Y ala, para que se cuezan las patatas, un montón de agua. Vamos, algo que ni en sus mejores sueños sería un marmitako. Es un caos total, se mezcla todo, sabores, sinsabores... y de ahí el nombre del plato: entropía (desorden molecular). En este caso, molecular, atómico, de iones (nunca mejor dicho), protones, neutrones... Como la M-30 en la operación salida, pero en versión alimenticia.
El resultado: una especie de sopa chunga, que no sabe a nada hasta que le añades 14 kgs de sal. Después ya sabe un poco. A sal.
Y para más inri, como no hay platos hondos, a comer en un tupper. Obviamente, el proceso de ingestión es un via crucis, pero haciendo de tripas corazón, y debido al hecho de no haber desayunado, se traga lo que haga falta.
¡Váyase, señor A., váyase!
1 comentario:
En defensa propia:
1.- Entropia es una receta a mejorar: tiene una gran proyección
2.- 30 min de + no vendría mal (no hubo tiempo: hay que recordar que el invitado tenía que asistir a animar a GF38)
3.- El cocinero no tiene ninguna culpa si la materia prima deja que desear. La responsabilidad del resultado paupérrimo es de la sección de frutería de Casino Geant.
4.- No sabeis apreciar la nueva cocina innovadora.
5.- En Grenoble hay gente peligrosa y mucho barro.
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